Entre las batallas; que sea propuesto ganar, el Gobierno cubano, hoy se enfrasca en vencer; las batallas contra la corrupción, y el contrabando; pues tales manifestaciones sociales, son incongruentes, en un sistema que; desde sus inicios, los Castro han tratado de exportar.
Es por ello; que ambos mandatarios, tratan de poner coto a dichas conductas sociales, que según ellos, son “rezagos del pasado”, ¡aun no pasado! y han elaborado un plan, para dar caza lo antes posible, a las indisciplinas antes mencionadas.
Será; La Aduana General de Cuba, responsable de tal casería, que para “cumplir” con dicha tarea; se apoyará en resoluciones como la: 206, 207, 208 y la 300, elaborada por el Ministerio de Finanzas y Precios; las que entraran en vigor, el primero de septiembre, del presente año.
Tales resoluciones, advierten a los pasajeros que importen, cierta cantidad de productos por primera vez; y clasifiquen, por cantidad y funciones; como una importación de carácter comercial, le será decomisada, la cantidad que supera los límites establecidos, (10 kilogramos, menos 1,5 exento de pago), y por segunda vez, decomiso total de mercancía.
Tantos estudios y resoluciones; persiguen un único fin, el de impedirle al cubano de a pie, que sea este; el importador de sus productos a comercializar; para evitar con ello el surgimiento de -pequeños empresarios más eficientes- que los tradicionales ¿Por qué?, es simple, su dinero es el que está en juego, y no, el del estado.
Ahora bien, ¿Qué trae consigo dichas restricciones?, por un lado, según los dedicados a negocios de esa índole, dejarían sin empleo a miles de personas, que caerían en la bolsa ya existente, de un millón y medio de desempleados, además de empujar a los trabajadores; de La Aduana General de la República, y a personal involucrado en tal actividad; no para la boca del lobo, si no, para la boca del soborno, y la corrupción.
Pero a incitadores y promotores, de tales medidas, no les preocupa donde está, ni a dónde va, la economía de Cuba, porque de lo contrario –promovieran una verdadera apertura económica- donde el pueblo tuviera participación plena, ya que son los ciudadanos los llamados a crear soluciones; rápidas y eficaces en una nación, en busca de desarrollo.
El gobierno de los Castro, se deja guiar por funcionarios del estado, cercanos a ellos, que aprueban “resoluciones” para frenar la capacidad; de un grupúsculo de comerciantes solitarios, que sin sindicato, ni partido, ni empresa; sean creado su empleo, y con un par de maletas de, chores, pulóver, pantalones, sostenedores… han asfixiado el mercado “oficial”.
No es menos cierto que el contrabando es ilegal; pero también es cierto que la piratería (venta de discos y memorias flash), con música, películas, novelas…es también ilegal; sí, ir a la caza de aquellos, que con total impunidad, han destruido, y defalcado el país, para desarrollar una política jamás convincente, si, ir a la caza de aquellos, que dilapidan las riquezas de un pueblo, que un día confió en ellos.
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